martes, 1 de abril de 2008

Siempre podía quedarse un poco más.

Aquellos ojos nunca vistos siempre pasaban por aquella esquina, impacientes por encontrar lo que llevaban esperando mucho tiempo.

Era solo cuestión de segundos, que ella apareciera y mi corazón volviera a latir tan fuerte como de costumbre.

No consigo saber porque me pongo nervioso cuando la tengo cerca. Se que la quiero, que empiezo a respirar con dificultad siempre que le tengo cerca y que no me la puedo quitar de la cabeza. Quizás sea esa una de las pequeñas razones por las que me pongo nervioso. Pero no me parece suficiente. Quiero mas! Bueno, en realidad no quiero saberlo, seria como explicar por qué la quiero, y no se si quiero explicarlo.

Prefiero la magia de verla y suspirar inconscientemente, de no saber porqué no puedo vivir sin ella.

Llevo unos cinco minutos esperando, pero es culpa mía, he llegado antes de la hora que habíamos quedado, no podía esperar más para verla. Pero como no, siempre llegaba ella antes, y no tardó demasiado en aparecer por la esquina.

Me encantan sus ojos… Lo había dicho ya? Cada vez que se encuentran con los míos brillan y se dilatan, y siempre se dibuja una sonrisa tímida que posteriormente se transforma en un sonroje de mejillas cuando se da cuenta de que no puedo dejar de mirarla.

Nunca había conocido a alguien tan bello como ella. Para mí es la persona más perfecta del mundo, y pensar que puedo gozar de su belleza solo para mí me excita. No se que hace alguien tan especial junto a mi, pero realmente no se que hacer cuando la hecho de menos.

Como siempre, cuando está lo suficientemente cerca de mi por primera vez en mucho tiempo, me besa con esos labios tan perfectos. Aun no se exactamente a que sabe, pero ese sabor ácido que deja en mi boca siempre consigue que quiera más, y por eso cara vez que está conmigo tengo unas ganas inimaginables de besarla.

Como casi todas las tardes que estamos juntos, vamos a dar una vuelta, nos sentamos en algún sitio y estamos hablando tranquilamente. Es entonces cuando me entran unas ganas inimaginables de abrazarla. Cuando no puedo mas lo hago, pero no quiero que piense que soy un aprovechado, aunque ella no deje de repetirme que le gusto tal y como soy y que no quiere que me reprima cuando estoy con ella.

Y llega la hora de decirle adiós por hoy. Es el sentimiento mas indescriptible que conozco, el dolor que siento cara vez que tengo que dejarla en la puerta de su casa es insufrible, y no se parece a nada que haya conocido antes.

Pero siempre está lo que mas me gusta de ella. Siempre tiene un poco mas de tiempo para mí. No le importa el castigo que pueda darle sus padres por llegar tarde a casa. No e importa mientras este conmigo, dice. La quiero. Y siempre podía quedarse un poco mas, decía.