jueves, 1 de noviembre de 2007

Me quedé dormida deseando que no fuera verdad

No creo que realmente pueda decirte a la cara que no me esperaba verte, y que me asusté al verte los ojos, cuando abrí la puerta.
Me estaba divirtiendo, lo ultimo que se me había ocurrido pensar era que tu vendrías a por mi.Así que no podía ser cierto. No podías haber venido a lo que yo soñaba que venias a hacer.
Solo me quede de piedra, estabas tan guapo y tan impresionante como siempre, tenias una pose desinteresada apoyado en la pared de el pasillo de mi puerta.Tenias que estar con la cabeza agachada, porque cuando abrí la estabas levantando y sentí como tus ojos durante todo el recorrido perseguían mis formas, y luego cuando me miraste mi cara de sorpresa, en tu expresión había una mezcla entre una sonrisa de amor y una tristeza insuperable.Es como si me quisieras demostrar que pese a todo aun me querías, pero era imposible, seguramente formaba parte de mi imaginación.
Después de recuperarme de el desconcierto, no fueron mas de 3 segundos, pero los suficientes como para que te dieras cuenta de que no me esperaba la visita.Antes hubiera pasado lo mismo y estoy segura de que como muchas otras veces, te hubieras lanzado a comerme a besos al igual que siempre, para eso venias, siempre me repetías que solo podías quererme tanto por alguna razón en especial...Pero decidimos que esa razón especial tenia que ser olvidada.
Te invité a pasar, no estaba preparada para una visita pero tampoco estaba todo tan desordenado, simplemente estaba decente.Estaba atontada, no se que hacías aquí, hacia mucho que no sabia nada de ti, por lo menos desde que decidimos hablarlo.Te sentaste en el sofá en el que dormíamos juntos casi siempre que venías, me decías que te gustaba porque sentías como si estuviera contigo des veces, me hacia gracia que de verdad sintieras que era así, notabas mi olor en el sofá que me repetías que tanto te gustaba, el caso es que siempre dormía la siesta en ese sofá.
Pero no creo que te sentaras ahora ahí por que quisieras que volviera a dormir contigo.
Te he recordado siempre como un chico alegre, nada en comparación a como te estoy sintiendo ahora.
Si no me dices que haces aquí reventaré, sobretodo porque has cambiado demasiado como para sentirme cómoda a tu lado, ya no eres el que me hacia reír por cualquier tontería que hicieras.Fui directa al grano, no sabia que hacías aquí y quería saberlo ya, no aguantaba que estuvieras así y menos aquí, no quiero que mi posible ultimo recuerdo tuyo sea así.En toda tu estancia en mi casa tenias la cabeza agachada, no podía verte los ojos si pretendía mirarte a la cara. Seguías con la cabeza agachada y sin decir nada.
Te levante suavemente la barbilla para mirarte a los ojos, y me asusté.Yo esperaba ver el cristal fino que recordaba, ese en le que tras el existía un mundo diferente al mío y que de vez en cuando me gustaba experimentar, y de el que tanto echaba de menos.Pero solo sentí cristal, solo vi mi propio reflejo y una profunda decepción, definitivamente habías cambiado. No creo que te dieras cuenta, pero mi piel se puso de gallina y me estremecí.
Devolviste la mirada y empezaste a contar el propósito de tu visita. Te ibas para siempre. Note como el mundo daba una vuelta completa sin yo apenas darme cuenta.
Venias para decirme adiós. La ultima vez que te vi me dijiste hasta luego, un juego que tenemos tu y yo y que me enseñó mucho es que nunca se tiene que decir adiós, porque a esa persona siempre la volverás a ver alguna vez, si dices adiós es para siempre.
No te volvería a ver nunca. Te pregunte que porque me hacías esto, que no podías irte y menos aún tan lejos.
Me enfadé, te grite que mejor no hubieras venido si era para decirme esto.Argumentaste que tenias que venir, si nos no te ibas con la conciencia tranquila, aun te acordabas que me habías dicho hasta luego y era mentira, en realidad ahora era un adiós.
No lo asimilé, no podía ser que no te pudiera volver a ver nunca.Me repetías que necesitabas no volver a verme nunca, que aunque no tenia que reconocerlo aun me echabas de menos, y lo que mas me dolió, reconociste por primera vez que te arrepentías de haberme besado aquel día.
Ahí si que me dejaste muerta. Agache la cabeza, no quería seguir viendo a esa persona que se estaba haciendo pasar por mi única razón para seguir viviendo.
Te fuiste, pero antes de cerrar la puerta me repetiste una y mil veces que lo sentías de verdad y que aun me querías y que por eso te ibas, y al igual que había hecho yo, me levantaste la barbilla, pero la única mirada que podían representar mis ojos era rota, era un sentimiento de dolor imperdonable.
Cuando volví a abrir los ojos solo oía el ruido de tus pasos en el pasillo.Me senté en el sofá que acabas de abandonar, aun estaba caliente y tu olor aun se sentía tenuemente.
Me quedé dormida deseando que no fuera verdad.